El arte de habitar el vacío
¿Cómo nos relacionamos con el vacío y la incertidumbre a la hora de crear?
“Siento como una grieta, como un vacío en el pecho” le dije el otro día a Mica, mi terapeuta. “¿Cómo es esa grieta, ese vacío? ¿Podés quedarte ahí?” Me dijo ella.
Automáticamente sentí un rechazo enorme y como todo mi cuerpo decía “No quiero, no quiero, no quiero”.
Este fue un año de mucho movimiento. Dirigí y produje una obra de teatro; terminé mi carrera universitaria; me mudé; encaré y atravesé muchos desafíos laborales. Un año que me trajo esa sensación tan ansiada de estar activa, “haciendo cosas”, con la cabeza metida en proyectos excitantes y la creatividad a flor de piel.
Pero como todo en la vida y en la naturaleza, todo lo que sube tiene que bajar. Cerrar ciclos, concretar objetivos y proyectos trae mucha satisfacción, pero a veces me olvido que también trae el después, el ahora qué, la incertidumbre, y el vacío.
Este mes se me termina el contrato del trabajo donde estuve estos últimos dos años. Un trabajo que me re-conectó con el teatro, me reconcilió con la docencia, y me dio una seguridad económica que venía necesitando.
Se termina mi contrato laboral, y todavía no sé qué voy a hacer a continuación. La incertidumbre es enorme. Por otro lado, creativamente, no dejo de preguntarme, ahora, ¿a dónde voy? ¿Hacia dónde puedo dirigir esta fuerza creativa que me habita?
Intenté planificar, lanzarme de lleno a un proyecto nuevo, pero no hubo caso. Escribir esto mismo me está costando mucho, aún siento que tengo las palabras atragantadas. Buceando en mi interior, haciéndome la pregunta “¿qué tengo para decir?”, sólo me encuentro de nuevo con ese abismo inmenso en medio del pecho.
“¿Cómo es ese vacío?” me decía Mica en mi sesión de terapia.
Para atravesar ese rechazo inicial a quedarme en ese lugar, registrar el miedo que me daba estar ahí, en la grieta, en el vacío, decidí aferrarme a esa primera pregunta: ¿cómo es éste vacío?, y usar la curiosidad como herramienta para lidiar con el miedo.
Siempre fui una persona muy estudiosa. Me gusta investigar a fondo los temas que me apasionan, la información me da seguridad. Entonces, frente a esta sensación de incertidumbre en el mundo externo y vacío en el mundo interno, decidí ponerme a estudiar un poco.
¿Qué es el vacío?
Encontré varias definiciones:
Espacio o recipiente sin contenido // Falta de contenido físico o mental // Hueco, o falto de la solidez correspondiente. 1
El vacío (del latín vacīvus) es la ausencia total de materia en un determinado espacio o lugar, o la falta de contenido en el interior de un recipiente.2
No me quedé muy feliz con las definiciones que encontré, ya que me di cuenta que el vacío se define siempre por la vía negativa, por lo que no hay, por esa falta de algo, por eso que está entre-las-cosas. Sin embargo, la idea del vacío como algo que caracteriza al interior de un recipiente me quedó resonando y me acordé del texto La teoría de la bolsa de la ficción de Ursula K. Le Guin.
En este ensayo, la escritora de ciencia ficción, pensando en aquellos primeros humanos cazadores, pero más que nada recolectores, propone la idea de la bolsa como el primer objeto cultural, (en contraposición a la idea del hueso como arma que vemos en la famosa escena inicial de Odisea al Espacio3). Ella escribe:
Si algo que hacen los humanos es poner algo que desean, porque es útil, comestible o hermoso, en una bolsa, una canasta, o un trozo de corteza u hoja enrollada, o una red tejida con tu propio cabello o con lo que tengas, y luego te lo llevas a casa contigo, y entonces el hogar es otro tipo de bolsa o bolsa más grande, un contenedor para personas, y luego sacas lo que recogiste y lo comes o lo compartes o lo guardas para el invierno o lo pones en el atado de medicinas o en el santuario o en el museo, el lugar sagrado, el área que contiene lo que es sagrado, y luego, al día siguiente, probablemente hagas lo mismo nuevamente— si hacer eso es humano, si eso es lo que se necesita, entonces soy un ser humano después de todo. Totalmente, libremente, alegremente, por primera vez.4
Podríamos pensar entonces al vacío como recipiente, y a ese recipiente como posibilidad de espacio para lo nuevo. Si me siento vacía, tal vez significa que tengo espacio para salir a recolectar frutos salvajes. Tal vez esa grieta que tengo en medio del pecho, no es más que un nuevo cuenco donde depositar las pequeñas cosas que iré encontrando en este nuevo camino.
Pero el problema es que sostener ese vacío nos incomoda, y a veces tendemos a llenarlo con cualquier cosa. Hoy en día, en esta sociedad de hiper-consumo, casi no existe el vacío. Todo momento debe ser llenado con información que consumimos por redes, o con cosas que nos venden, o actividades “productivas”. Trabajando con niños y adolescentes esto es algo que veo agravarse cada día. La incertidumbre, los momentos de “nada” se han vuelto prácticamente insoportables. Nadie nos enseña a convivir con el vacío inevitable y necesario si queremos tener una vida plena. Nadie nos enseña a convivir con la incertidumbre que implica estar vivos hoy, en este presente tan complejo.5
Sin embargo, enfrentarnos al vacío es una parte esencial del ciclo de la creación de cualquier cosa, especialmente cualquier arte. La hoja en blanco, el escenario vacío, por ejemplo, son claros recipientes, vacíos aún, del hecho artístico pero llenos de posibilidad.
En su libro Una guía sobre el arte de perderse Rebecca Solnit escribe:
En el caso de los artistas de cualquier tipo, sin duda es lo desconocido, esa idea, forma o historia que todavía no ha llegado, lo que hay que encontrar. La labor de los artistas es abrir puertas y dejar entrar las profecías, lo desconocido, lo extraño; (...) los científicos transforman lo desconocido en conocido, lo capturan como los pescadores capturan los peces con sus redes; los artistas, en cambio, te adentran en ese oscuro mar.6
Tanto si te consideras artista, como si no, creo que todos los seres humanos somos creativos por naturaleza, y que muchas veces, la imposibilidad de sostener el vacío, y la incertidumbre, nos desconectan de esa fuerza creativa, llevándonos a consumir cosas en exceso o a querer llenar ese vacío con lo primero que aparece.
¿Cómo hacemos, entonces, para soportar el vacío? Y me gustaría ir más lejos. ¿Cómo hacemos para amar el vacío, la incertidumbre, para encontrar esa belleza en la nada, así como encontramos la belleza en el invierno, sabiendo que es necesario para que luego llegue la primavera?
No tengo ninguna respuesta clara aún, pero sí tengo una intuición: practicar la curiosidad y la presencia.
Citando a Solnit otra vez:
Perderse es estar plenamente presente, y estar plenamente presente es ser capaz de encontrarse sumergido en la incertidumbre y el misterio. (...) Aquello cuya naturaleza desconoces por completo suele ser lo que necesitas encontrar, y encontrarlo es cuestión de perderse.
Podríamos pensar esta sensación de vacío como haber perdido el mapa de nuestro interior. No sabemos a dónde vamos, ni qué sentimos.
“¿Cómo es esa grieta, ese vacío? ¿Podés quedarte ahí?” Me decía mi terapeuta.
Tal vez, en otro momento hubiera salido corriendo, o terminado la práctica ahí, pero esta vez intenté ser curiosa con ese “no quiero”, intenté observar ese pensamiento, intenté ser compasiva con el miedo que aparecía detrás. Probé mirar ese vacío, sus colores, sus texturas, sus ausencias. Y en ese quedarme, en ese no hacer nada, finalmente conecté con la angustia profunda de la incertidumbre, y pude llorar. Fue luego de ese llanto, donde desde mi lugar más profundo, conecté con la certeza de que no puedo seguir escapándole al vacío.
La grieta sigue ahí, el vacío también, pero ya no se siente como una espina en el corazón. Porque detrás del miedo y la angustia, lo que tengo es un cuenco con forma de corazón, donde (de a poco) iré guardando las cositas que aparezcan en este nuevo camino. Donde habita la posibilidad creativa. Donde intentaré vivir yo, al menos por ahora.
Con amor,
Cami Sarasola
“Y es que, al fin y al cabo, realmente no se trata de una pregunta sobre si se puede conocer lo desconocido, si es posible llegar a ese destino, sino sobre cómo emprender la búsqueda, cómo hacer el viaje.” Rebecca Solnit
Algunos elementos que llevo en mi bolsa:
El arte de Isabella Conti, que usé para ilustrar este escrito. Búsquenla en instagram, es muy hermoso lo que hace.
Hay dos canciones de dos artistas que me gustan mucho y que suelo escuchar cuando necesito hacer las paces con la incertidumbre:
Y por qué no, también la que escribí yo:
Por último, pedirles a ustedes recomendaciones de libros. Estoy leyendo a Rebecca Solnit, y re-leyendo bastante de “Mujeres que corren con los lobos” de Clarissa Pinkola Estés, pero estoy queriendo leer algo de ficción. ¿Me recomiendan alguna novela?
Real Academia Española
Wikipedia (perdón, yo sé que no es una fuente confiable, pero resumía muy claramente la mayoría de definiciones que fui encontrando)
2001: A Space Odyssey (1968) es una famosa película de Stanley Kubrick donde (te lo resumo así nomás) vemos un grupo de monos que al ser expuestos a una especie de monolito alien, descubren que pueden usar un hueso como arma. Ese hueso es lanzado al espacio y se convierte, gracias al montaje de la película, en una nave espacial, dando a entender que ese hueso/arma da origen a la civilización. En la película Barbie (2023) de Greta Gerwig, se hace una especie de homenaje y parodia a esta escena tan icónica, desde un punto de vista “femenino”. Sin embargo, recomiendo leer el análisis y la propuesta mucho más profunda que hace Ursula Le Guin en su texto.
Le Guin, Ursula K. “La teoría de la bolsa como origen de la ficción”. (Lo pueden leer en internet.)
Muchas de estas ideas se ordenaron leyendo el artículo “El vacío como posibilidad de creación” de Victoria Alcalá. Lo pueden encontrar en https://arteterapiarevista.ar/el-vacio-como-posibilidad-de-creacion/
Solnit, Rebecca. “Una guía sobre el arte de perderse” (2020).
En un mundo que pareciera vivir en constante verano, en línea recta y se olvida de los matices y puntos intermedios recuperar la esencia del vacío en nuestras vidas es fundamental. Tal cual, un recipiente vacío, como nuestro útero que pulsa por ser llenado con nueva vida. Sostener el vacío para mi es parecido a sostener el hambre, en un mundo donde siempre hay disponible algo que comer y donde nos recomiendan incluso comer un montón de veces al día hemos olvidado que es sentir hambre, y pareciera que es algo terrible. El vacío es una transición en nuestra vida, abrazar el no saber, el "perderse"...
El vacío esa ganas de llenarlo.... y la incertidumbre, salir de la zona de confort. Dos temas que son parte integral de mi libro. Tal vez te interese leerlo. Lo lanzó en unas semanas. Podes tener el eBook gratis en mi Substack. Te va a gustar leer esta autobiografía.